No sé exactamente cuándo ni cómo, solo sé que un día empecé
a sonreír en las fotografías. No es como si lo hubiera practicado previamente
frente al espejo, creo que solo me dije a mi misma “Hey, deberías probar con sonreír,
pero con ganas, no con esa mueca que intenta ser una sonrisa.” Increíblemente
funcionó. Me gusta ver las fotos en las que sonrío sinceramente, se
diferenciarlas bien de cuando sonrío obligada o sin ganas, creo que esa es la
razón en parte por la que últimamente soy más ermitaña, me cansé por el momento
de vivir sonriendo aunque no quisiera hacerlo.
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