20100104

Aión: Primer Capítulo.


Capítulo 1.
Primeros vientos de la tormenta:
La llegada de la doncella.


Todos los medios periodísticos cubrieron la tragedia de ese día.
Una chica desesperada gritaba y lloraba, luchando por acercarse entre la gente hacia el vallado que había en medio de la ruta por el accidente.
- Dos autos colisionaron en la ruta por la falta de conciencia al volante por parte de los jóvenes. – Repetía sin parar la periodista del canal televisivo local. – Sabemos que en uno de los autos iba un matrimonio, un político renombrado y una artista francesa, y en el otro se encontraban tres chicos, tres adolescentes, que volvían de una fiesta. El conductor de este auto estaba bajos los efectos del alcohol, no supo controlar la velocidad en el asfalto mojado y choco de frente con el auto de la pareja. Por lo que nos relatan los bomberos, ambos autos han quedado totalmente destruidos y consumidos por el fuego y lamentamos informar que no ha habido sobrevivientes, es una lamentable tragedia para todo Chicago. Esperamos que si la pareja tenía hijos, que ellos puedan salir adelante al igual que las familias de los tres chicos. La inconsciencia se ha ganado cinco nuevas víctimas la noche de hoy.
Detrás de la periodista se observaba como la desesperada chica llegaba corriendo junto a la puerta de la ambulancia que ahora cargaba con las dos camillas que con largas telas cubrían de extremo a extremo los cuerpos, por detrás de ella un chico un poco más alto la tomo de los brazos y la giro para abrazarla contra su pecho. En ese momento alguien apago la televisión.
- Te dije que no miraras televisión Jeanne, ¿Acaso no te alcanza con el sufrimiento que ya tienes? – Un chico alto, de pelo castaño oscuro que le llegaba por los hombros y ojos marrones claros, vestía un traje negro y se colocaba frente al televisor, por ende frente a la cama de su hermana, para lograr que de una vez por todas ella se levantara y se vistiera.
- No quiero hacerlo. – Con los ojos hinchados de tanto estar llorando, la chica se tapo con la frazada su cara y se acostó nuevamente.
- Que te levantes niñita, sino voy a decirle a mamá que… - de repente el chico que había subido el tono enmudeció por el efecto de sus propias palabras y su ya entristecida cara se deprimió por completo – Vamos Jeanne, no hagas esto más difícil de lo que es, a mi también me duele haber perdido a mis padres, no seas egoísta…por favor, ponte el vestido y vamos que ya nos van a pasar a buscar los abuelos. – el chico tomo el vestido negro que se encontraba en la silla junto al televisor y lo arrojo sobre la cama para luego salir de la habitación.
Jeanne que se encontraba aún llorando se destapo, seco las lagrimas que tenia en su rostro y se sentó en el borde de la cama. Se encontraba en pijama todavía, tenia un largo cabello pelirrojo que se encontraba algo desalineado, su piel era muy clara y tenía los mismos ojos que el chico que acababa de salir de la habitación. Puso los pies en la alfombra que cubría todo el piso de su habitación y se paro, eso de por si ya costaba bastante. No era demasiado alta, debía de estar midiendo casi un metro sesenta y siete, era una estatura media pero a su vez era bastante flaca para su edad. Rápidamente se quito el pijama y se puso el vestido negro para luego calzarse las zapatillas del mismo color, no se pondría zapatos de taco ni por esa ocasión, la cual creía completamente innecesaria, ella solo quería quedarse refugiada bajo las sabanas de su cama. Recogió su largo pelo hacia atrás y lo ato rápidamente con una colita, lo cual, a pesar de la rapidez, le quedo muy bien. Peino con sus dedos el flequillo que le caía sobre la cara y éste quedo perfecto. Se miro a un espejo que tenía al costado de la cama y notó que tenía los ojos demasiado hinchados y unas ojeras completamente violetas, lo que hacia que pareciera un vampiro gracias a su tez tan blanca, pero no le importo. Se termino de acomodar un mechón rojizo y salió a paso apresurado de su habitación en dirección al funeral de sus padres, sin saber, que la tragedia que había vivido, cambiaria por completo su vida y que todo aquello que parecía una pesadilla en realidad era su primer desafío.

Un mes después.

- Vamos querida, apresurate, sino vamos a perder el avión. Tu también apúrate Jack.
- Si abuela, estamos yendo. – Dijo Jeanne que junto a su hermano bajaban sus valijas por las escaleras.
- ¿Tanto apuro podía tener?, recuerdame porque nos vamos con nuestros abuelos paternos a los cuales vimos dos veces en toda nuestra vida, por favor. – Dijo Jack ya molesto de que lo apuraran tanto.
- Porque el padre de mamá murió y nuestra abuela esta en Francia, donde nos seria aún más difícil adaptarnos, por eso, nos estamos yendo a Gran Bretaña.
Estaban a punto de irse de Chicago y si bien no les gustaba nada la idea, no quedaba otra posibilidad. Los únicos familiares que podían hacerse cargo de ellos eran sus abuelos paternos que vivían en Somerset, Inglaterra, así que en pocas horas se encontrarían allí, con gente totalmente desconocida, en una vida completamente nueva y en un lugar que poco les llamaba la atención.
- Odio esto…- dijo la chica por lo bajo.
- Yo también, ¡pero animo!, Quizás algún ingles si sepa soportar ese mal humor mañanero que ningún estadounidense podría soportar – Jack se reía y huía del golpe de Jeanne a paso apresurado.
Finalmente cargaron todas sus cosas al auto de su abuelo, partieron al aeropuerto y de allí un vuelo directo los llevaría al condado ingles donde sus abuelo vivian.
Al llegar a tierras inglesas, siendo mas precisos, a Cheddar, un pueblo situado junto a Mendip Hills, Jeanne ya quería volver a su país de origen, pero como no le era posible, no le quedo otra cosa que hacer que intentar acomodarse en su nueva habitación.
En pocos días sus abuelos les hicieron conocer los alrededores del lugar. La casa podía decirse que era bastante lujosa, más de lo que los chicos esperaban. Se accedía a ella a través de un camino sinuoso escondido por altos y frondosos arboles, contaba con dos pisos y su construcción parecía antigua, como de hacia dos siglos atras. Era enorme, era practicamente una mansión. Cuando preguntaron a su abuelo de que año databa la construcción de la casa, este respondió que solía ser una casa de verano del duque de Somerset de hacia dos o tres generaciones atras, el duque era amigo de la familia del abuelo, así que un buen día se las termino obsequiando. Eso explicaba perfectamente el pequeño lago en la parte de atrás de la casa y las veinte habitaciones con las que contaba el casi complejo turístico. Junto al lago lindaba un bosque, que de noche no hacia más que dar miedo y de día seguía siendo oscuro y espeluznante, nunca quisieron atreverse a entrar allí ni siquiera con el pasar de los años. La abuela les había contado que el tiempo en ese país era completamente inestable, que nunca se sabia que podría pasar en un solo día, solo sabían que siempre debían tener a la mano un paraguas, ya que las lluvias eran frecuentes durante el invierno, a parte de que la temperatura era muy ruda y siempre tocaba puntos muy bajos, por eso la casa siempre tenia la calefacción encendida en todos sus rincones. Después de todo, no estaba tan mal.
Los chicos habían llegado a estas tierras el veinte de enero, y lentamente paso un mes en que lograron adaptarse y conocer más el lugar. Claro, no todo era color de rosa, aún Jeanne no lograba superar del todo lo de sus padres, Jack quizás, solo se hacia el fuerte frente a su hermana.
Estando a mediados de febrero y estando tan cercano marzo debían comenzar a planificar que harían los dos hermanos, entre ello, a que escuela asistirían. Cuando estaban en Chicago, ambos asistían a una secundaria en donde todas las orientaciones eran dirigidas al arte y la música. Jeanne había terminado el primer año con 15 años y Jack el segundo con 17 años. La tragedia había ocurrido durante el receso, el día treinta del mes de diciembre, así que al viajar a Inglaterra, donde ellos también se encontraban en receso escolar, no habría problema para comenzar el nuevo año.
- ¿Ya vieron alguna escuela que les interese chicos? – pregunto un día Margaret, su abuela, durante el almuerzo.
- No, aun no. – contesto Jeanne mientras movía la comida en el plato con el tenedor inspeccionando que era aquello que le habían servido, aún no se acostumbraba a la comida rara que a veces la abuela les servía.
- Yo conozco una, allí asistió un tiempo su padre saben…Y es un colegio hermoso, yo creo que les va a gustar… - dijo de repente el abuelo.
- ¿Hablas de la academia Yorkshire, querido? – le pregunto Margaret mientras servía su plato y el de su esposo en la cocina.
- ¿De la que papá tanto solía hablar? – los ojos de Jack de repente brillaron. - ¿Queda muy lejos de aquí?, ¡Me encantaría conocerla!
- Oh si, claro, ¡viva!, a mí también. – dijo Jeanne por lo bajo e irónicamente a lo que Jack le revolvió el pelo. Enojada, giro la mirada a su hermano y se levanto de la mesa tirando el tenedor que tenia en su mano. – ¡Ya deja de fingir tanta felicidad cuando realmente no la tienes! – Jack se quedo boquiabierto y de pronto su mirada se torno triste y caída. – Perdón – dijo la pelirroja y subió las escaleras rápidamente rumbo a su cuarto abandonando la comida en la mesa. Los abuelos se miraron y sonrieron con ternura.
- Disculpen…saben como es Jeanne, le esta costando mucho todo esto.
- No te preocupes, Jack, la entendemos, pero mañana emprenderemos viaje a Dunster, dejanos hablar con ella luego.
Al otro día, Jack y sus abuelos partieron a la academia de la que tanto se hablaba, Jeanne se negó a ir, se quedo en la casa leyendo algunos libros que había traído de su tierra natal.
Cuando volvió, Jack estaba loco de entusiasmo y felicidad, subió velozmente las escaleras y se dirigió al cuarto de su hermana. Le contó algunos detalles a lo que Jeanne fingió escucharlo hasta que…
- …ya nos inscribí a ambos, ¡te va a encantar! – Jeanne escupió el jugo que en ese momento estaba tomando y la cama quedo regada del delicioso zumo extraño de la abuela.
- ¡Estas loco! ¿Qué hiciste que cosa?, ¿Sin mi consentimiento?
- Yo te ofrecí conocerla, vos te negaste. No es problema mío, los abuelos estuvieron de acuerdo y nos inscribieron a ambos, las clases comienzan en Marzo y la academia es residencial, nos quedaremos a vivir allí en lo que duran las clases, en vacaciones volveremos con los abuelos…Si no te gusta, allá vos.
- Te odio Jack.
- ¡Ódiame que me encanta hermanita! – dijo Jack mientras se reía.
- Sos un idiota… - dijo Jeanne y comenzó a tirarle almohadas, peluches, libros y demás cosas que tenía cerca para que el chico se fuera de la habitación. El salio corriendo de allí, pero detrás llegó su abuelo que no podía mas que reír. Su abuelo era comprensivo y agradable. Le había heredado su mismo nombre al padre de ella, y con el, muchos parecidos por eso Jeanne a veces se ponía un poco melancólica cada vez que observaba con detenimiento a su abuelo.Éste se sento al borde de la cama de la chica que aún mostraba un ceño fruncido por las acciones deliberadas de su hermano.
- ¿Sabes?, Tu padre mostró el mismo ceño fruncido cuando con tu abuela le dijimos que lo habíamos inscripto en Yorkshire, no le gustaba la idea de que la academia sea residencial, así que protesto todo lo que pudo. William era un amante de la política desde pequeño, pero cuando fue adolescente recordó su aficción por la música, así que decidió hacer la secundaria orientada a eso, la música, como tu. Bueno, es otra parte de la historia que al terminar la secundaria decidió seguir la carrera de abogacia y que ello lo llevaría a ser un embajador por su país, pero primero quería ser músico, oh si, claro que quería – dijo entre risas el abuelo – Cuando el regreso a la casa, luego del primer trimestre, para pasar las vacaciones aquí, nos contó todo acerca de aquel histórico castillo convertido en academia. Estaba hechizado por ese lugar, por el momento, la academia era el amor de su vida y no tuvo una sola queja. “No debe de ser tan malo entonces”, pensé, yo que simplemente había tenido un tutor en mi casa de pequeño, pero cuando terminaron las vacaciones y lo acompañe de regreso, ¡también quede enamorado de ese lugar!. Lo que quiero decir con todo esto preciosa, es que debes darle una oportunidad a esa escuela, si no te gusta, con tu abuela estaremos dispuestos a buscar un lugar mejor para tu enseñanza en Londres. – tiernamente el abuelo sonrió al terminar sus palabras. Jeanne ahora se sentia un poco mejor, quizas por saber que la reacción de su padre habria sido identica y también un poco, porque sentia que de algún modo era su padre el que le estaba relatando todo eso.
- Gracias abuelo, lo tendre en cuenta entonces. – la pelirroja sonrio y era la primera vez en todo ese tiempo que William veía que la chica parecia al menos un poco más alegre, así que el también se alegro.
Los días pasaron volando, Marzo llego y con él el otoño, y eso en Somerset significaba aún más lluvias.
Llego el día en que finalmente iban a comenzar sus estudios en la famosa academia de arte y música de Inglaterra. Ambos chicos fueron acompañados por sus abuelos a la estación de tren de Cheddar, desde donde salia un tren directo a Dunster, lugar a donde se dirigían. Al llegar a dicho pueblo se alojarían dos días en un hotel hasta el dieciséis de marzo, día en que comenzarían las clases.
Cuando llegaron a la estación llovía torrencialmente, en medio de tal chapuzón se despidieron de sus abuelos y subieron con su equipaje al tren. Al llegar a Dunster no había parado de llover ni había cambiado en nada el clima, corrieron rápidamente a donde se suponía que quedaba el hotel, pero les llevo un rato encontrar el lugar correcto entre la lluvia, el barro y los pocos edificios que se encontraban en lo que parecía un pueblo medieval que no había sido modernizado para nada. Finalmente encontraron el pequeño hotel y de allí no pudieron salir para nada durante los días de alojamiento, claro, gracias a la lluvia. Tampoco pudieron ir a retirar sus uniformes antes de comenzar las clases, así que tendrían que llegar allí el primer día y cambiarse en la academia.
Por fin llego el primer día de clases, el día que conocerían a sus compañeros y el lugar en el que pasarían unos cuantos años viviendo.
Sin embargo, aunque Jeanne y Jack posteriormente pudieran alegar alguna molestia en el lugar, terminarian comprendiendo que era su destino llegar allí y que solo ellos podían ser quienes den comienzo a unos de los conciertos más esperados por toda la historia, un concierto que ya había tocado sus primeras notas una vez en una tormenta de otoño en Somerset algunos siglos atrás.


Cheddar, Somerset, Inglaterra.

Corregido y versión final ~

1 comentario:

Marcia dijo...

Wii algo variado y no no solo noté el cambio del final ium!
Me alegro que aion regrese =) es buena la historia y ahora intentaré no marearme con la primera version xD
Ahora besos!! manita sigue escribiendo =)